Familia y sociedad en Cuba, vigencia del proyecto martiano con todos y para el bien de todos
MsC. Luisa Esperanza Pérez Herrera
MsC. Arelys Caridad Pérez Triana
MsC. Maria del Carmen Morera Carballo
MsC. Arelys Caridad Pérez Triana
MsC. Maria del Carmen Morera Carballo
I
En la obra de José Martí se encuentran inagotables prédicas, admoniciones y previsiones que son en realidad, hechas más que para su época y los hombres y los problemas de su tiempo, para la República cubana del siglo XXI, que entonces aún pertenecía al futuro.
Si se analizan sus criterios de los modelos republicanos que conoció o dentro de los cuales vivió, así como algunas expresiones que se encuentran de forma dispersa en varios de sus artículos, cartas, discursos, se puede llegar a determinadas conclusiones acerca de su proyecto republicano.
A pesar de los numerosos estudios que se han realizado acerca del tema, aún no se conoce ni se ha difundido en toda su magnitud el proyecto republicano de José Martí por cuyos postulados se ha regido la Revolución Cubana en busca de la sociedad de nuevo tipo, sus escritos están vigente hoy y su programa y normas pueden ser salvadoras de la República “con todos y para el bien de todos” del presente y del futuro de Cuba, en el que la familia tiene un rol fundamental. El presente trabajo se propone como objetivo: Fundamentar que en la familia y sociedad en Cuba del presente y el futuro, existe vigencia del proyecto martiano con todos y para el bien de todos..
En la obra de José Martí se encuentran inagotables prédicas, admoniciones y previsiones que son en realidad, hechas más que para su época y los hombres y los problemas de su tiempo, para la República cubana del siglo XXI, que entonces aún pertenecía al futuro.
Si se analizan sus criterios de los modelos republicanos que conoció o dentro de los cuales vivió, así como algunas expresiones que se encuentran de forma dispersa en varios de sus artículos, cartas, discursos, se puede llegar a determinadas conclusiones acerca de su proyecto republicano.
A pesar de los numerosos estudios que se han realizado acerca del tema, aún no se conoce ni se ha difundido en toda su magnitud el proyecto republicano de José Martí por cuyos postulados se ha regido la Revolución Cubana en busca de la sociedad de nuevo tipo, sus escritos están vigente hoy y su programa y normas pueden ser salvadoras de la República “con todos y para el bien de todos” del presente y del futuro de Cuba, en el que la familia tiene un rol fundamental. El presente trabajo se propone como objetivo: Fundamentar que en la familia y sociedad en Cuba del presente y el futuro, existe vigencia del proyecto martiano con todos y para el bien de todos..
II
En su discurso «Con todos y para el bien de todos» José Martí precisó: «Yo quiero que la ley primera de nuestra república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre». Manifiesta que la República debía tener por base «el carácter entero de cada uno de sus hijos, el hábito de trabajar con sus manos y pensar por sí propio, el ejercicio íntegro de sí y el respeto, como de honor de familia, al ejercicio íntegro de los demás» (citado en Vitier, 1996). A pesar de los logros alcanzados por Cuba en los últimos 59 años, no es posible llegar a constituirse en una nación próspera si de tal objetivo es marginado algún sector, ya sea por su extracción clasista, por el color de su piel por el género o la nacionalidad o porque aún algunos hombres pretendan constituirse lobos del propio hombre con el que convive.
En la base de la República «Con todos y para el bien de todos» de José Martí, enunciada en la Constitución cubana actual, se halla el respeto a la persona como parte de la sociedad, pues en, «la voluntad de todos, pacíficamente expresada" es donde se halla el "germen generador de las repúblicas». (Martí, O.C, T.8, 1963, p.54). El mejoramiento humano, la potenciación de lo mejor de la persona, sólo puede alcanzarse mediante «el pleno goce individual de los derechos legítimos del hombre» (Martí, O.C, T. 3, 1963, p.139).
En la sociedad cubana del siglo XXI se manifiestan varias tendencias del mundo contemporáneo que degrada en gran medida la existencia de la República anhelada por José Martí y plasmada en la Constitución y se observan vestigios de pérdida de valores, de deterioro de las virtudes de la persona, algunas más interesadas en la ética del tener que en la ética del ser.
La familia cubana ha sido el reflejo de todos los momentos de desarrollo socioeconómicos del país, teniendo en cuenta que como centro de la sociedad la forma en que esta funcione desde el punto de vista afectivo es el ejemplo a seguir por sus miembros, se le atribuye a la familia un rol importante en la consolidación de los primeros sentimientos, dentro de la que se aprende lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto de cada actuación, así como los principio morales que rigen la vida de la sociedad.
En el Proyecto Educativo que se lleva a cabo en Cuba:
la familia es el primer entorno de relación del ser humano, y el ámbito donde comienza su educación. Las incidencias de esta relación a lo largo de toda la vida de cualquier persona está demostrado que es decisiva. De ahí su importancia para la sociedad y la necesidad de ser tomada en cuenta en todo proceso […]. Entendemos como tal el grupo de personas, padres, hijos y demás parientes, interrelacionados en una comunidad de vida y amor, un "nosotros" donde se comparten alegrías, penas y proyectos y se interactúa a favor de cada uno de sus miembros como sujeto- persona (Comisión Nacional de Educación Católica, 2011).
Es en la familia como grupo humano donde gravitan los efectos regulatorios de las leyes, políticas y medidas sociales. La familia cubana actual, por tanto, expresa en su funcionamiento avances y contradicciones, fortalezas y debilidades, entre las que se pueden enunciar los conflictos en la elección moral de sus miembros, el ejemplo que en ocasiones los adultos dejan de ser para los más pequeños y las evidentes carencias en educación en valores de sus hijos, como el humanismo, la responsabilidad, el cumplimiento del deber social, y el precepto de la necesidad de la solución de sus problemas materiales a través del trabajo creador, único modo de potenciar la dignidad y los mejores valores humanos, excluyendo el individualismo y el egoísmo, ya que se trata de lograr el bien de todos.
En el presente análisis se trata entonces de proponer que la familia contribuya a formar al hombre desde dentro para liberarlo de sus condicionamientos que le pudieran impedir vivir plenamente como hombre y más adelante se plantea que esto condiciona el éxito de todas las tareas que se hagan para la reforma de la sociedad.
Quién entonces, si no es la familia, puede educar a sus hijos para convivir en paz, democracia, con el respeto de sí, en la libertad de expresar sus ideas, forjándoles desde sus primeras edades en el sentido del deber, de la justicia, la responsabilidad, para que crezcan como los futuros hombres que desarrollen la nueva Cuba que entre todos debemos fraguar, sin exclusiones, sin extremismos. Esa soñada «con todos y para el bien de todos», reconocida en la Constitución vigente, porque a decir de José Martí: «Es preferible el bien de muchos a la opulencia de pocos» (Martí, O.C, T 6, 1963, p.346).
Claro está que para el logro de la República nueva el pueblo debe cultivarse en todas las esferas: política, económica, jurídica, científica, cultural «hacerse una revolución radical en la educación» (Vitier, p. 289), porque al salir el niño de la familia e ingresar en la educación escolarizada se deben construir espacios, transparentes, participativos, como condición inexcusable de la construcción democrática que debe animar a la República del futuro, se deben desarrollar los conocimientos y el derecho o posibilidad de exigirlos, porque: «A un pueblo ignorante puede engañársele con la superstición, y hacérsele servil. Un pueblo instruido será siempre fuerte y libre» (Martí, O.C,T.7, 1963, p.63).Por ende, tal revolución educacional tiene que efectuarse cuanto antes para «revelar a los hombres su propia naturaleza, y para darles, con el conocimiento de la ciencia llana y práctica, la independencia personal que fortalece la bondad y fomenta el decoro y el orgullo de ser criatura amable y cosa viviente en el magno universo» (Vitier, 1996, p. 286), sin que la familia deje de ejecutar sus deberes y la debida relación con la educación institucionalizada para el desarrollo de la comunidad y la Patria entera.
III
El papel de la familia es imprescindible en el desarrollo de la sociedad porque es la máxima responsable de la educación de sus hijos y de la preparación de estos, junto al sistema educativo, para convertirlos en los constructores de la sociedad en que viven. En Cuba la Constitución de la República establece que la sociedad se basa en el criterio martiano de «con todos y para el bien de todos». Es entonces la familia, aunque no la única, la primera encargada de educar a sus hijos para una Cuba posible y futura, próspera, basada en una comunidad de vida y amor a favor de todos sus miembros.
En su discurso «Con todos y para el bien de todos» José Martí precisó: «Yo quiero que la ley primera de nuestra república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre». Manifiesta que la República debía tener por base «el carácter entero de cada uno de sus hijos, el hábito de trabajar con sus manos y pensar por sí propio, el ejercicio íntegro de sí y el respeto, como de honor de familia, al ejercicio íntegro de los demás» (citado en Vitier, 1996). A pesar de los logros alcanzados por Cuba en los últimos 59 años, no es posible llegar a constituirse en una nación próspera si de tal objetivo es marginado algún sector, ya sea por su extracción clasista, por el color de su piel por el género o la nacionalidad o porque aún algunos hombres pretendan constituirse lobos del propio hombre con el que convive.
En la base de la República «Con todos y para el bien de todos» de José Martí, enunciada en la Constitución cubana actual, se halla el respeto a la persona como parte de la sociedad, pues en, «la voluntad de todos, pacíficamente expresada" es donde se halla el "germen generador de las repúblicas». (Martí, O.C, T.8, 1963, p.54). El mejoramiento humano, la potenciación de lo mejor de la persona, sólo puede alcanzarse mediante «el pleno goce individual de los derechos legítimos del hombre» (Martí, O.C, T. 3, 1963, p.139).
En la sociedad cubana del siglo XXI se manifiestan varias tendencias del mundo contemporáneo que degrada en gran medida la existencia de la República anhelada por José Martí y plasmada en la Constitución y se observan vestigios de pérdida de valores, de deterioro de las virtudes de la persona, algunas más interesadas en la ética del tener que en la ética del ser.
La familia cubana ha sido el reflejo de todos los momentos de desarrollo socioeconómicos del país, teniendo en cuenta que como centro de la sociedad la forma en que esta funcione desde el punto de vista afectivo es el ejemplo a seguir por sus miembros, se le atribuye a la familia un rol importante en la consolidación de los primeros sentimientos, dentro de la que se aprende lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto de cada actuación, así como los principio morales que rigen la vida de la sociedad.
En el Proyecto Educativo que se lleva a cabo en Cuba:
la familia es el primer entorno de relación del ser humano, y el ámbito donde comienza su educación. Las incidencias de esta relación a lo largo de toda la vida de cualquier persona está demostrado que es decisiva. De ahí su importancia para la sociedad y la necesidad de ser tomada en cuenta en todo proceso […]. Entendemos como tal el grupo de personas, padres, hijos y demás parientes, interrelacionados en una comunidad de vida y amor, un "nosotros" donde se comparten alegrías, penas y proyectos y se interactúa a favor de cada uno de sus miembros como sujeto- persona (Comisión Nacional de Educación Católica, 2011).
Es en la familia como grupo humano donde gravitan los efectos regulatorios de las leyes, políticas y medidas sociales. La familia cubana actual, por tanto, expresa en su funcionamiento avances y contradicciones, fortalezas y debilidades, entre las que se pueden enunciar los conflictos en la elección moral de sus miembros, el ejemplo que en ocasiones los adultos dejan de ser para los más pequeños y las evidentes carencias en educación en valores de sus hijos, como el humanismo, la responsabilidad, el cumplimiento del deber social, y el precepto de la necesidad de la solución de sus problemas materiales a través del trabajo creador, único modo de potenciar la dignidad y los mejores valores humanos, excluyendo el individualismo y el egoísmo, ya que se trata de lograr el bien de todos.
En el presente análisis se trata entonces de proponer que la familia contribuya a formar al hombre desde dentro para liberarlo de sus condicionamientos que le pudieran impedir vivir plenamente como hombre y más adelante se plantea que esto condiciona el éxito de todas las tareas que se hagan para la reforma de la sociedad.
Quién entonces, si no es la familia, puede educar a sus hijos para convivir en paz, democracia, con el respeto de sí, en la libertad de expresar sus ideas, forjándoles desde sus primeras edades en el sentido del deber, de la justicia, la responsabilidad, para que crezcan como los futuros hombres que desarrollen la nueva Cuba que entre todos debemos fraguar, sin exclusiones, sin extremismos. Esa soñada «con todos y para el bien de todos», reconocida en la Constitución vigente, porque a decir de José Martí: «Es preferible el bien de muchos a la opulencia de pocos» (Martí, O.C, T 6, 1963, p.346).
Claro está que para el logro de la República nueva el pueblo debe cultivarse en todas las esferas: política, económica, jurídica, científica, cultural «hacerse una revolución radical en la educación» (Vitier, p. 289), porque al salir el niño de la familia e ingresar en la educación escolarizada se deben construir espacios, transparentes, participativos, como condición inexcusable de la construcción democrática que debe animar a la República del futuro, se deben desarrollar los conocimientos y el derecho o posibilidad de exigirlos, porque: «A un pueblo ignorante puede engañársele con la superstición, y hacérsele servil. Un pueblo instruido será siempre fuerte y libre» (Martí, O.C,T.7, 1963, p.63).Por ende, tal revolución educacional tiene que efectuarse cuanto antes para «revelar a los hombres su propia naturaleza, y para darles, con el conocimiento de la ciencia llana y práctica, la independencia personal que fortalece la bondad y fomenta el decoro y el orgullo de ser criatura amable y cosa viviente en el magno universo» (Vitier, 1996, p. 286), sin que la familia deje de ejecutar sus deberes y la debida relación con la educación institucionalizada para el desarrollo de la comunidad y la Patria entera.
III
El papel de la familia es imprescindible en el desarrollo de la sociedad porque es la máxima responsable de la educación de sus hijos y de la preparación de estos, junto al sistema educativo, para convertirlos en los constructores de la sociedad en que viven. En Cuba la Constitución de la República establece que la sociedad se basa en el criterio martiano de «con todos y para el bien de todos». Es entonces la familia, aunque no la única, la primera encargada de educar a sus hijos para una Cuba posible y futura, próspera, basada en una comunidad de vida y amor a favor de todos sus miembros.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.
Jiménez, Grullón J. I (1960): La Filosofía de José Martí. Dpto. Relaciones Culturales Universidad Central de las Villas.
Le Riverend, J. (1982): José Martí: pensamiento y acción. Centro de Estudios Martianos. La Habana. Editora Política.
Martí Perez, J.(1972): Obras Completas. Editorial Pueblo y Educación. La Habana.
Martí en la Universidad (1997). Editorial Félix Varela, La Habana.
Proyecto Educativo de la Iglesia Católica. (2011). Comisión Nacional de Educación Católica. Cuba. Septiembre.
Vitier, Cintio (1996): Cuaderno Martiano III. Editorial Pueblo y Educación. La Habana.
Valdés Galárraga, Ramiro (2002): Diccionario del pensamiento martiano. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana.
Jiménez, Grullón J. I (1960): La Filosofía de José Martí. Dpto. Relaciones Culturales Universidad Central de las Villas.
Le Riverend, J. (1982): José Martí: pensamiento y acción. Centro de Estudios Martianos. La Habana. Editora Política.
Martí Perez, J.(1972): Obras Completas. Editorial Pueblo y Educación. La Habana.
Martí en la Universidad (1997). Editorial Félix Varela, La Habana.
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Vitier, Cintio (1996): Cuaderno Martiano III. Editorial Pueblo y Educación. La Habana.
Valdés Galárraga, Ramiro (2002): Diccionario del pensamiento martiano. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana.
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