Martí, maestro ambulante y universal, una lectura desde estos tiempos. (Memorias del primer Taller Nacional de Formación de valores y el despertar de la conciencia interior del Dojo Terapéutico de la Takeda Ryu de Cuba, mayo de 2011)


MSc. Gloria de la C. Hernández Pérez
MSc. Carlos Alberto Sosa Fuentes


I
Cada persona es un mundo y carga en su pensamiento y en su corazón las fuerzas que lo impulsan a emprender proyectos, seguir adelante, vivir toda la plenitud que no se es capaz de expresar con palabras. Motivados por necesidades personales de potenciar la fortaleza interior que albergamos todos los seres humanos nos incorporamos a un proyecto que comenzó hace diecinueve años en Santa Fe, Ciudad de La Habana y que hoy se extiende por varias provincias y ciudades del país.
Se trata del Dojo Terapéutico de la Takeda Ryu de Cuba, perteneciente a la Federación Nacional de Artes Marciales de Cuba, fundado por Leandro R. Montes León 8vo DAM KEM  JU JUTSU RYU y Antonio Montero Averoff, Embajador para la Paz, de la Federación para la Paz Universal. Más allá de aprender herramientas de desarrollo personal, ejercicios de relajación, respiración, cultivación de la energía, masajes, movilizaciones, encontramos mucha Patria en ese Proyecto.
Sus integrantes no somos precisamente artistas marciales, aunque les auxiliamos y nos han acogido con el amor con que se quiere a un hijo. No importa la edad, la raza, las habilidades físicas, no interesa el nivel cultural ni el grado científico o militar o las creencias religiosas; si se está sano o enfermo, uno solo es el requisito: ser un buen ser humano y querer serlo. Nos unen el amor, la bondad y la virtud y deseamos que todos los seres humanos seamos uno.
Un día nuestro maestro, Antonio Montero Averoff, Capitán retirado de la Marina de Guerra Revolucionaria, nos estremeció una vez más, pero esa vez era diferente: comunicaba  que iríamos a Bayamo y Santiago de Cuba a rendir homenaje al Maestro, a nuestro Martí. En el día del aniversario 116 de su muerte estaríamos en el Acto Provincial de Granma conmemorando esa efeméride en el mismo Dos Ríos y ante su tumba en Santiago de Cuba haríamos un Juramento de Honor y de compromiso con la única Revolución de todos los cubanos, con los ideales de Martí y Fidel, para apoyar la obra que continúa hoy Raúl y los pronunciamientos del VI Congreso del PCC.
Al evento iríamos miembros de los grupos de todos los municipios del país donde funciona el proyecto, viajaríamos en ómnibus desde la Habana hasta Bayamo y luego a Santiago de Cuba, haciendo un homenaje en cada lugar, donde se irían incorporando compañeros, sin importar la hora en que arribáramos ante un monumento a Martí.
Celebraríamos en Bayamo el 1er Taller Nacional de Formación de valores, el centro del mismo sería la obra martiana, y un artículo  en especial: «Maestros ambulantes» .Analizar este artículo martiano desde el prismas de nuestro tiempo y nuestro sentir y expresar las emociones de un recorrido patriótico hacia el Oriente cubano constituyen los objetivos de esta ponencia.


II
Martí: «Maestros ambulantes» una lectura desde estos tiempos

Dentro del material de estudio, centro del debate y las actividades del Taller de Formación de valores celebrado del 17 al 21 de mayo de 2011 en Bayamo, Ciudad Monumento, del Proyecto de Integracción bioenergética, que se desarrolla en el Dojo Terapéutico, se encontraba al artículo de José Martí titulado «Maestros Ambulantes» publicado en La América, en la ciudad de Nueva York en mayo de 1884 y que puede consultarse en O.C., T. 8, p. 288-292.
Ya antes del evento habíamos estudiado el material, al encontrarse compilado en el libro Ideario Pedagógico de José Martí y había llamado profundamente nuestra atención por un detalle: increíblemente de este artículo lo que ha trascendido y se repite dentro del inmenso y profundo arsenal de pensamientos martianos es la frase: « Ser cultos es el único modo de ser libres», y sin embargo se ha obviado por muchos años la igualmente sabia frase que le antecede: «Ser bueno es el único modo de ser dichoso».
Y como para no dejar en duda el sentir de lo que expresa y su espiritual concepto de la bondad declara: «Los hombres necesitan quien les mueva a menudo la compasión en el pecho, y las lágrimas en los ojos, y les haga el supremo bien de sentirse generosos».
Y es que acaso, hoy más que nunca la humanidad requiera tanto de su bondad y generosidad, como de su cultura. Si pensamos en los absurdos a que han conducido al mundo determinadas culturas: la de la guerra, la del consumo desmedido en deterioro del medio ambiente, la de las superproducciones, del egoísmo y el elitismo. Y que hay  mucha sabiduría y cultura en el campesino que labra día a día la tierra que nos alimenta y  mantiene vivos por igual al académico que al que realiza la higiene de las calles. ¿Duda alguien de que bondad y cultura no en todos los casos van de la mano, y del peligro que representa la falta de corazón en la abundancia de conocimientos y tecnologías?
La humanidad no puede permitirse renunciar a la bondad y a la generosidad, no puede permitir el hambre de muchos ni los banquetes de pocos. Y ha llegado al punto en que uno solo de los hombres puede con un plumazo o al oprimir un botón decidir el comienzo de una guerra nuclear, y con ello el fin de la humanidad y de la vida en la Tierra. Por tanto este pensamiento martiano debe presentarse e interpretarse sin mutilaciones para que sea mayor aún su grandeza y actualidad, para que pueda sentirse todo la carga de humanidad y eterna sabiduría que nos trasmite.     
La esencia del artículo es un llamado a la educación de los pueblos de América toda, a través de la acción educativa de maestros ambulantes, que enseñaron  a los campesinos y a sus hijos allí donde vivían y trabajaban, en su propia tierra. En él podemos encontrar, tomadas de la mano, la esencia latinoamericana y universal de un Martí visionario, ya desde entonces preocupado por la pérdida de los valores que deben guiar la vida del hombre y por su alejamiento de su esencia natural y espiritual al entrar en conflicto con la naturaleza. Dice Martí: «Es necesario mantener a los hombres en el conocimiento de la tierra y en el de la perdurabilidad y trascendencia de la vida». 
Es además, un llamado al estado natural del hombre: la felicidad, la verdadera, que solo se encuentra en  el centro de la condición humana de nuestra especie: «La felicidad existe sobre la tierra; y se la conquista con el ejercicio prudente de la razón, el conocimiento de la armonía del universo, y la práctica constante de la generosidad». Despierta en quien lo estudia la necesidad del autoconocimiento, del saber quién es uno, de quererse tal cual se es y la necesidad de ser un poco humilde ante la naturaleza:

La mayor parte de los hombres ha pasado dormida sobre la tierra. Comieron y bebieron, pero no supieron de sí. La cruzada se ha de emprender ahora para revelar a los hombres su propia naturaleza, y para darles, con el conocimiento de la ciencia llana y  práctica, la independencia personal que fortalece la bondad y fomenta el decoro y el orgullo de ser criatura amable y cosa viviente en el magno universo.

Constituye en sí mismo una sabia reverencia ante la agricultura, ante el sano trabajo de la tierra, que bien pudiera utilizarse para despertar en los estudiantes del nivel medio superior el amor y el interés por las carreras agropecuarias:

los hombres necesitan conocer  la composición, fecundación, transformación y aplicaciones de los elementos materiales de cuyo laboreo les viene la saludable arrogancia del que trabaja directamente en la naturaleza, el vigor del cuerpo que resulta del contacto con las fuerzas de la tierra, y la fortuna honesta y segura que produce su cultivo.

Y decimos sabia pero hay que agregar visionaria. Si valoramos el precio de los alimentos en el mercado mundial, y de los productos necesarios para las actividades agropecuarias, si conocemos que se convierten alimentos en combustibles, más pertinente resulta el fomento de las ciencias de la tierra, del trabajo en la tierra y de llevar la educación y la cultura a los que realizan estas actividades en los campos. De ello es ejemplo la universalización de la Educación Superior en Cuba.
Para nuestros pueblos de América, para el nuestro y para toda la humanidad es una cuestión de supervivencia integrarnos a la naturaleza, respetando sus leyes que mantienen el equilibrio que hace posible toda forma de vida sobre la Tierra, y crear las riquezas para generosa y equilibradamente hacer el humano ejercicio de vivir siendo prósperos, buenos y felices. Lo que al decir de Martí es «el único camino abierto a la prosperidad constante y fácil es el de conocer, cultivar y aprovechar los elementos inagotables e infatigables de la naturaleza. […] la naturaleza no tiene odios, ni miedos como los hombres». Solo un detalle: un siglo y tanto después de escrito este artículo, los odios y miedos, las ambiciones de los hombres han quebrantado el equilibrio natural y sus recursos se han tornado fatigosamente agotables haciendo más difícil la vida, poniéndola en peligro.
Sin embargo, un  mensaje de fe en el futuro nos llega desde el pasado con la pluma martiana: «andamos sobre las olas, y rebotamos y rodamos con ellas; por lo que no vemos, ni aturdidos del golpe nos detenemos a examinar, las fuerzas que las mueven. Pero cuando se serene este mar, puede asegurarse que las estrellas quedarán más cerca de la tierra». 
No renunciar a la educación y la cultura por cultivar la tierra, sino llevar educación y cultura a los que siembran la tierra, desde su tierra, y para ello formar maestros ambulantes. Algo tan grande como esto hace Cuba con sus maestros por las tierras del mundo, y hoy rectifica su política educacional preparando en las ciencias de la naturaleza a más de sus hijos.  Pero se requiere llevar la ciencia de la Universidad a los campos y desde allí poner en práctica todo cuanto se sabe y puede para hacerla producir más y mejor para el bienestar de todos los cubanos.


Las emociones de un recorrido patriótico hacia el Oriente cubano. Homenaje a Martí del Proyecto Takeda

Hay mucho de bondad en el Proyecto Takeda, y de decisión y autodeterminación,  altruismo y generosidad. El solo hecho de haberse hecho realidad un viaje de 112 cubanos, residentes en La Habana, Matanzas, Cárdenas, Jovellanos, Varadero, Pedro Betancourt, Colón, Jagüey, Cienfuegos, Santa Clara, Sancti Espíritus, Bayamo, Santiago de Cuba, en tres ómnibus, totalmente autofinanciado por los integrantes del proyecto, con la peculiaridad de que hubo personas que tuvieron la generosidad de pagar un poco más para suplir los gastos del viaje habla por sí mismo. Todos somos uno o lo que es lo mismo para los miembros del Proyecto: UBUNTU. Ese espíritu se respira en el aire, en lo que se comparte, en la diversidad de profesiones, de nivel cultural, de años y experiencias de vida y es oxígeno para el alma. Algo grande nos guía hacia el Oriente: vamos al encuentro de Martí y en cada ciudad en que se suman participantes, un homenaje, flores y palabras y nudos en la garganta, se siente en el pecho toda la grandeza del Apóstol. Fueron los días  17 y 18 de mayo de 2011.
Buscamos en la belleza del paisaje oriental, de sus montañas y ríos el equilibrio necesario a nuestras mentes, uno de los objetivos del proyecto es lograr el equilibrio mente-cuerpo y lograr la armonía con la naturaleza, aprender a valorar lo que nos ofrece, a utilizar para ello la fuerza de los elementos, aprender  a respirar, meditar, a vivir sanamente, a ayudarnos mutuamente. 
Uniformados todos al estilo de los artistas marciales fuimos a Dos Ríos, allí frente al Mausoleo erigido en el lugar donde cayera gloriosamente en combate Martí. Formamos un escuadrón perfecto, todos de blanco para rendir tributo a quien merece todo el honor y la gloria de la patria. Nunca sentimos mejor el cantar de los pioneros, como una luz de esperanza agradecido y dichoso de estar ahí, en ese lugar y en ese momento, orgullosos de la historia y de nuestra condición de cubanos.
Entramos al Mausoleo y depositamos nuestra ofrenda. Un gran jardín rodea el monumento, y en él todos los árboles que menciona Martí en su Diario. El río sin embargo está actualmente seco en ese lugar, pero un poco más abajo se ven las marcas de su antiguo cauce. Fue el más memorable de los diecinueve de mayo que hemos vivido.
Antes del amanecer en Los Cantiles, Base de Campismo de Bayamo partimos en los ómnibus a Santiago de Cuba, en el Cementerio de Santa Ifigenia ante la tumba del Apóstol haríamos el Juramento de Honor. Cuánta historia atesorada, cuánto orgullo sienten los santiagueros de tenerla. Tumbas memorables, desde Céspedes, Mariana, los Maceo, hasta Frank y Josué País, y el majestoso mausoleo de Martí, donde siempre la luz y la guardia de honor le reverencian. Cuánta solemnidad merecida y qué honor y dicha estar allí jurando lealtad al Apóstol, al compromiso de ser buenos seres humanos, a defender el socialismo y la libertad de la Patria, de convertirnos en maestros ambulantes de los valores martianos y universales que dignifican a los hombres. Fue un inolvidable y único, quizás irrepetible para muchos de nosotros veinte de mayo de 2011 en Santiago de Cuba. 
La generosidad y hospitalidad de los bayameses hizo posible que todos pudiéramos reponernos para continuar viaje luego de una agotadora jornada en Santiago de Cuba, así estuvimos por más de tres horas, todos,  en dos o tres de las casas de los bayameses que participaron del Taller. Ellos fueron buenos y generosos, y se sintieron dichosos como nosotros de compartir esos momentos. De regreso, avanzada la noche del veinte de mayo, llevábamos a Martí, a Oriente y a Cuba más que nunca en nuestros corazones.

III

La humanidad no puede permitirse renunciar a la bondad y a la generosidad. Este pensamiento martiano debe presentarse  completo para que pueda sentirse todo la carga de humanidad y eterna sabiduría que nos trasmite: «Ser bueno es el único modo de ser dichoso, ser cultos es el único modo de ser libres».
«Maestros ambulantes» constituye en sí mismo una sabia reverencia ante la agricultura, que pudiera utilizarse para despertar en los estudiantes el amor y el interés por las carreras agropecuarias.
Se requiere llevar la ciencia de la Universidad a los campos y desde allí poner en práctica todo cuanto se sabe y puede, para hacerla producir más y mejor para el bienestar de todos los cubanos.
Hay mucho de bondad, Patria y  generosidad en el Proyecto Takeda.

Bibliografía

Martí, J. Obras Completas T. 8, p. 288-292.
Martí, J. «Maestros Ambulantes». Rev. La América, Nueva York, mayo de 1884.
Almendros, H. (1997): Ideario Pedagógico de José Martí. Selección de artículos y textos. Editorial Pueblo y Educación. La Habana. Cuba. Cuarta Edición.


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