José Martí y el Partido Liberal Autonomista (1878-1898)

Autores

Lic. Dainerys Naranjo Fagundo

Lic. Leyris Licea Reyes. 

CUM Colón-CUM Jagüey Grande

 

Introducción.

Entre 1878 y 1898 se desarrollaron dos proyectos políticos para Cuba: el independentista y el autonomista que tuvieron propuestas diferentes para el futuro de la isla. José Martí fue el principal representante del proyecto independentista, liberal radical o de liberación nacional, e intelectuales como Rafael Motoro, Eliseo Giberga, José María Gálvez, entre otros, concibieron un proyecto autonomista, dependiente o liberal conservador. Los principales representantes de ambos proyectos mostraron su inconformidad con los presupuestos del otro y con sus ideas para modernizar la sociedad cubana e incorporarla al mercado capitalista internacional.

José Martí realizó un análisis del Partido Liberal Autonomista y su accionar, esgrimiendo ideas que han sido útiles a los actuales estudiosos de dicho partido, fundamentalmente historiadores. Sus observaciones sobre el Partido Liberal Autonomista han sido retomadas por historiadores marxistas como Mildred de la TorreElier Ramírez y Carlos Joanne Rosariomientras otros investigadores como Luis Miguel García Mora, Martha Bizcarrondo y Antonio Elorza han mostrado criterios contrarios a los esgrimidos por José Martí. 

Este artículo versa sobre las concepciones de José Martí sobre el Partido Liberal Autonomista y sus proyectos para Cuba. Además, enfatiza en las diferentes maneras en que los análisis martianos han sido retomados por los historiadores que han investigado el autonomismo. 

Proyectos políticos para Cuba (1878-1898): autonomismo e independencia.

Durante el último trienio del siglo XIX en Cuba, se desarrollaron dos proyectos políticos para solucionar las principales problemáticas de la sociedad colonial imperante en la isla. Tanto el independentismo como el autonomismo mostraban una preocupación real por la situación colonial del país y la falta de libertades sociales y económicas.

Ambos proyectos, según la opinión del investigador Pedro Pablo Rodríguez, se trataba de impulsar a Cuba por los nuevos derroteros de la modernidad capitalista, y probablemente en todos primaban las buenas intenciones y los buenos deseos de hacer avanzar a su país; solo que para los creadores e impulsores del proyecto dependiente, el país se definía a partir de la minoría propietaria que representaban y cuyos intereses, sin embargo, exponían como comunes a todos los cubanos. El proyecto independiente era, sin dudas, viable para los intereses de las grandes mayorías y por consiguiente de la nación. Para el primero se trataba de abonar un desarrollo capitalista subordinado a las necesidades y características del exterior, sustancialmente de los Estados Unidos; para el segundo, el objetivo esencial era propiciar un capitalismo nacional, independiente y equilibrado socialmente.

El proyecto autonomista se basaba en la transformación de la realidad colonial cubana mediante reformas sociales como la abolición de la esclavitud y el aumento de la inmigración blanca española que posibilitaría el blanqueamiento de la población de la isla. 

Desde lo político, el programa autonomista partía del reconocimiento de la legitimidad de la monarquía peninsular y de la nacionalidad española de los habitantes de la Isla. Como “españoles” insulares, estas figuras reclamaban el goce de las mismas garantías constitucionales de los españoles peninsulares -libertad de expresión, reunión, prensa, inviolabilidad del domicilio y el individuo, entre otros- y exigían, como único procedimiento posible para llegar a instrumentar con eficacia esos vínculos, la descentralización administrativa.

En lo económicoplanteaba la inserción de Cuba en el mercado internacional a través de las relaciones comerciales con los Estados Unidos. En el terreno de la economía defendía el libre comercio con naciones extranjeras, especialmente con los Estados Unidos.

Además,  planteaba la necesidad de que estas relaciones comerciales se sustentaran sobre la base de la reciprocidad arancelaria entre estas naciones y Cuba, “otorgando á todos los productos extranjeros en las aduanas y puertos de la Isla, las mismas franquicias y privilegios que aquéllos conceden á nuestras producciones en los suyos.” Estos lineamientos intentaban colocar a Cuba, a través de los Estados Unidos, en el mercado mundial capitalista; en el cual España no se encontraba insertada y, en este sentido, las relaciones económicas con la Metrópoli española presentaban notables limitaciones.

“Se trata de que el fin de Cuba es disfrutar de la modernidad emitida desde su polo superior y de más prometedor futuro –los Estados Unidos- mediante la conversión de la Isla en su abastecedora de azúcar. Asegurar aquel mercado y aquel abastecedor es el quid. Nada más () y nada menos.  Ese sería el único futuro prometedor ofrecido al país: no ya el dominio colonial español –que, en verdad, los autonomistas no cuestionaron,  aunque los sometieron a continuada crítica–, sino las bases de una nueva dominación, tan moderna y tan novedosa, que se basaba en el control de las fuentes productivas del país.”

El proyecto del autonomismo mostró una tendencia abiertamente dependiente –económicamente de los Estados Unidos y políticamente de España- y proclamó la evolución paulatina de la sociedad como la solución para la situación cubana, oponiéndose a la revolución y la lucha armada.

Aunque defendían las relaciones comerciales con los Estados Unidos, el autonomismo protegía la pertenencia de Cuba a España, la cual ellos denominaban “unidad nacional”. Acorde  a las definiciones de patriotismo ofrecidas por los líderes autonomistas, el deber de los cubanos para con su patria estaba en priorizar, dentro de la legalidad, las críticas a la deplorable situación, y las medidas tendentes a revertir ese estado de cosas.

El proyecto martiano concibió a la independencia como la única manera de solucionar los problemas de Cuba y con este objetivo preparó la Guerra Necesaria. En el proceso organizativo de dicha revolución tuvo que enfrentarse en determinados momentos al autonomismo y a sus concepciones, para así defender su proyecto insurreccional. En los artículos, ensayos y discursos sobre este tema analizó las concepciones fundamentales del autonomismo, los motivos de su surgimiento, sus reclamos a España, las características de sus integrantes y la relación con el independentismo.

José Martí y el Partido Liberal Autonomista.

La coincidencia de ambos proyectos en tiempo histórico influyó en que ambos desarrollaran una fuerte labor ideológica para demostrar la validez de su proyecto económico-social para Cuba. Sin embargo, esto no era suficiente y se pronunciaron, en varias ocasiones, en función de demostrar la inviabilidad de las concepciones de sus contendientes ideológicos. 

José Martí laboró por la independencia de Cuba y en el proceso de preparación de la Guerra Necesaria se enfrentó a las concepciones del autonomismo. José Martí se refirió al Partido Liberal Autonomista con profundidad y según su concepciónla autonomía no nació en Cuba como hija de la revolución, sino contra ella. Con esta afirmación, Martí se enfrentaba a las declaraciones del programa del Partido Liberal Autonomista y sus principales líderes que mostraban como un objetivo del partido: la continuidad de la lucha independentista a través de los métodos y medios de la legalidad. 

Este análisis sobre el surgimiento dePartido Liberal Autonomista ha sido retomado por historiadores cubanos como Mildred de la Torre que ha expresado: 

“Para él la Revolución no había engendrado el autonomismo: éste surgió para combatirla. Esta cuestión es la que lo distingue de pensadores contemporáneos que afirman lo contrario.”

Sin embargo, en el artículo “La agitación autonomista” lo describió como “única expresión lícita en el país del alma cubana. Esto último no significaba que confiara en la viabilidad de su propuesta, la cual calificó de ineficaz e imprevisora, sino que reconocía su enfrentamiento la política española y lo entendía como la única expresión política legal del país ante el gobierno español que lo empobrecíay provocaba

El Partido Liberal Autonomista desarrolló su política, al decir de Martí segura y letárgica, demandando a España libertades como la de expresión, de reunión, la inviolabilidad del individuo y el domicilio; o sea, las mismas garantías constitucionales que tenían los españoles peninsulares. Asimismo pidió la mayor descentralización posible y el gobierno del país por el país y para el país, a través de un gobierno autonómico. Sin embargo, para Martí: 

“Ni dentro de la ley, ni dentro de su esperanza agonizante, ni dentro de su composición real, podría más el partido autonomista, ni insinúa más, que reconocer la ineficacia de impetrar de España, con la sumisión que convida al desdén, una suma de libertades incompatibles con el carácter, los hábitos y las necesidades de la política española.

La autonomía, según la concepción martiana, no era viable porque hacía exigencias que  España no tendría en cuenta porque eran “incompatibles con el carácter, los hábitos y las necesidades de la política española”.

Además, tampoco confiaba en la viabilidad de la autonomía para el cubano y el puertorriqueño puesto que autonomía sólo quiere decir gobierno propio, si el autonomismo no hubiese descompuesto los elementos necesarios para el gobierno propio. Así se refirió a la incapacidad de la directiva del Partido Libertad Autonomista para asumir el gobierno propio.

Del mismo modo analizó la integración de dicho partido, demostrando la existencia de dos elementos opuestos: el grupo director y la masa popular. Martí encontró diferencias entre ambos grupos integrantes del autonomismo con respecto a la posición que asumían.

“Ya porque los elementos hostiles de que el partido está compuesto impiden la concurrencia eficaz de su grupo director, decidido por mayoría de opiniones a prolongar la paz inútil con esperas pomposas y entremeses revolucionarios, y el sentimiento del país, que ha sido la fuerza única viva del partido autonómico, y sólo se le allega sinceramente cuando lo ve en camino de romper la paz. (…)

De esos dos elementos se compuso siempre el partido autonomista, cuya caquexia viene del empeño fantástico de aprovechar para la continuación del dominio español, las fuerzas que sólo se ponen al lado de sus mantenedores por la fe secreta en que ellos las conducirán a volcarlo. Con fuerzas revolucionarias, criadas en la guerra y mantenidas en la fe de ella por la inutilidad y el oprobio de la paz, sólo puede hacerse la política de la revolución.

Para Martí, había un sector que era la “fuerza viva de la autonomía” y que diogran apoyo a las concepciones más radicales de la autonomía. Este sector se había acercado a aquel partido con la esperanza de terminar con el orden colonial existente en Cuba. Entre los elementos opuestos referidos por Martí, se infiere la existencia de una relación dialéctica, la cual se debía a la confianza de las masas en la directiva del partido y la necesidad que tenía estúltima del apoyo de la primera.

Además, la investigadora Mildred de la Torre opina que José Martí comprendió el basamento clasista demovimiento autonomistaLos peligros de este basamento los denunció Martí cuando en El lenguaje reciente de ciertos autonomistas escribió: 

A la realidad estamos aquí, y hemos de estar allá todos, y no a la combinación ya extinta, con nombre de autonomismo, de las diversas fuerzas públicas que, a faltar vigilancia y acción, hubieran podido convertirse en Cuba en el funesto imperio de una oligarquía criolla, sin el poder siquiera de la inmoral riqueza con que en otro tiempo se empezó a fundar, y cuya existencia sólo se hubiera podido mantener por la liga encubierta con el poder español, o por la entrega del país a una civilización extraña, que niega a Cuba la capacidad probada para el gobierno libre, y declara necesitar de ella para fines sociales y estratégicos hostiles a la paz y albedrío del país. Ese era el peligro del autonomismo, y para salvar a los cubanos de él, autonomistas o no, hemos acá afuera, trabajado y vivido.”

Martí captó en los principios del autonomismola idea de la dependencia de Cuba hacia España o los Estados Unidos y consideró que este era el principal problema del autonomismo por las consecuencias que podía acarrear para el país.

José Martí refirió la relación entre ambas concepciones, autonomistas e independentistas, de diferentes maneras. En primer lugar, se refirió al autonomismo como freno de la revolución“de represa ha venido sirviendo el  partido autonomista a la revolución, y la revolución se saldrá de madre en cuanto las fuerzas de las aguas rompa la represa. Cada cual sabrá si sigue con el torrente, o le da la cara, o se la pone de lado.”

El autonomismo para frenar la revolución desarrolló una campaña difamatoria contra esa tendencia ideológica y, además, se basó en las esperanzas que traían las promesas de reformas para Cuba. Además, algunas de esas reformas que el autonomismo se agenciaba como sus logros, fueron dados por el miedo que España le tenía a la revolución.

Aunque pueda parecer contradictorio, el autonomismo también sirvió como estímulo a la revolución. Sobre esto Martí expresó:

Y nosotros somos acá los autores conscientes de esas reformas vacías, cuya aplicación, que nuestra actividad revolucionaria precipita de intento, quita las últimas esperanzas infundadas, los últimos obstáculos de la revolución. El gobierno español, pues, está sacando las castañas a los revolucionarios. Vengan las reformas nulas, como las elecciones; desacredítense, como la ley de elecciones; limpien el camino a la revolución.”

Los fracasos del autonomismo mostraron que mediante la legalidad y la paz España no cambiaría la situación de Cuba, y esto fortaleció la idea de que la revolución era la única opción viable.  

José Martí, en sus discursos y escritos, exhortó  a los autonomistas a transitar hacia el independentismo y unirse a la revolución. “Los autonomistas, con su derecho pleno de cubanos, pueden, cambiando totalmente de espíritu y de métodos, entrar en la obra que perdura cuando la suya se viene abajo, en la obra que se mantuvo abierta para recibir a los mismos que la perseguían y reprobaban, en la obra nueva y radical de la independencia.” Para Martí este tránsito tenía que ser “de espíritu y de método” y no un cambio ideológico buscando ganancias dentro de las filas del independentismo.

Conclusiones. 

José Martí se acercó al autonomismo con el objetivo de alertar al pueblo de sus verdaderas concepciones e intenciones. Los artículos donde se refirió al tema mostraron un profundo conocimiento sobre los motivos de su surgimiento, su integración, su relación con el independentismo, entre otros. Los historiadores se han acercado a las concepciones de José Martí en sus análisis sobre el Partido Liberal Autonomista para mostrar su conformidad con estas o su inconformidad. 

 

Bibliografía.

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