La obra martiana en nuestro pensamiento
Ni laurel ni coronas necesita Quien respira valor. Pues amenazan A Nubia libre, y un tirano quiere Rendirla a su dominio vil esclava. ¡Corramos a la lucha, y nuestra sangre Pruebe al conquistador que la derraman Pechos son altares de la Nubia. Brazos que son sus fuertes y murallas! Fragmento Escena III Abdala iCuántos tormentos!... i Cuán terrible angustia! Mi madre llora... Nubia me reclama... Hijo soy... Rací nubio... Ya no dudo: iAdiós! Yo marcho a defender mi patria. (Se va.) Fragmento Escena V Abdala OCJM T. 18. Mercy Cano Galarraga Toda la felicidad de la vida, Amelia, está en no confundir el ansia de amor que se siente a tus años con ese amor soberano, hondo y dominador que no florece en el alma sino después del largo examen, detenidísimo conocimiento, y fiel y prolongada compañía de la criatura en quien el amor ha de ponerse. Hay en nuestra tierra una desastrosa costumbre de confundir la simpatía amorosa con el cariño decisivo e incambiable que lleva a un matrimonio que no se r...